martes, 11 de junio de 2013

Niña en una habitación. Soutelo de Montes

La segunda fotografía.

Soutelo de Montes.


 

La imagen refleja una niña sola en una habitación, con un muñeco en los brazos.
Por un lado refleja una profunda y perfecta soledad, el miedo en su rostro pequeño y redondito al no saber que está frente a ella. También odio y rabia por sentirse vulnerable, sola, perdida. Inspira una terrorífica sensación de vacío interior.
El entorno de la habitación, simple, oscuro, acerca la simpleza y belleza de no tener nada.

Muestra un lado negativo, pesimismo, terror y odio hacia cualquiera que se le acerque.
En mi punto de vista representa ese odio, esa rabia hacia el género humano, plasmado en una niña pequeña (el símbolo más puro de la inocencia), de apariencia adorable, con sus trencitas, pendientes, y anillo en el dedo que parece atarla a algo o alguien, sosteniendo una pieza que parece ser de porcelana, que simboliza la fragilidad y fugacidad de todo cuanto hay en este mundo cruel y despiadado, que parece anunciarse en sus ojos, redondos y oscuros.
Y la expresión de su rostro es amarga y melancólica, como la pared del cuarto en el que está.
Y con sus manos agarra esa fragilidad.

Su sombra se duplica en la habitación, vacía y oscura como los interiores de la raza humana que alimenta…

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