Metamorfosis de mariposa a
gusano.
Introducción
Hola mi querido lector. Te preguntarás porqué esta ironía de
título, porqué esto cuando la ley del orden natural dicta que es el pequeño
gusano quien se transforma en la grácil mariposa.
Te contaré la razón por la que he elegido este nombre tan
peculiar:
Bien sabrás que actualmente, a pesar de que muchos lo niegan
por no enfrentarse a esta realidad, que vivimos en un tecnológico mundo
hipócrita, y que esto que escribo no son más que unos pensamientos inútiles de
alguien que no importa a absolutamente a nadie. Después de estas palabras, de
las que imagino que compartirás varias, me centro en la explicación.
Nosotros; tú, yo o cualquier otro, formamos parte de la más
poderosa especie animal que ha poblado el planeta Tierra: la raza humana.
Nosotros hemos alcanzado la capacidad de razonar, de pensar,
y un pequeñísimo grado de libertad (pues bien sabes que jamás alcanzaremos la
libertad total, solo poseemos una parte diminuta de las elecciones, como
dijeron “no somos libres porque no podemos decidir si queremos serlo, y si
decidimos no ser libres, ya estamos decidiendo.”)
Dejando atrás esta interrupción filosófica me adentro un
poco más, querido lector, si en este preciso momento sigues leyendo esto que
escribo.
El ser humano nace como la más bella de las criaturas.
Indefensos, pequeños, frágiles y débiles, pero aún así
bellos.
Somos lindas crisálidas envueltas en los hilos transparentes
de la vida.
Aquí me paro. Digo que pasamos de mariposa a gusano, pero
parto de una primera fase más interior; la fase en la que nos agarramos a la
vida pero también debemos enfrentarnos por primera vez a la Muerte. Si
superamos esta prueba adelantamos un paso
Nacemos. Nacemos como las bellas mariposas cuando salen de
su sueño metamorfósico: llenas de luz, con las alas abiertas, entrando de lleno
en la vida. Bellas, preciosas, de todos los colores, de todos los estilos.
Irradiando luz y color, llevando la felicidad a su grado máximo…y cuando abren
los ojos y nos ofrecen su primera sonrisa llegan a la cumbre del gozo…
Crecemos, poco a poco, observando todo, deleitándonos con lo
que este mundo aún ajeno nos ofrece.
Disfrutamos de la vida, gozamos en la adolescencia y en los
años que le siguen. Pero esta comienza a destrozar nuestros sueños de infancia,
y empezamos a perder la imaginación, las ganas de soñar, la esperanza…
Y entonces comienza esta metamorfosis a peor. Caminamos
resignados con nuestra asquerosa condición. Nos da igual todo. No luchamos ya por
nada. Simplemente aceptamos lo que nos venga encima.
Unos pocos juegan con nosotros como viles titiriteros, nos
impiden pensar, o ni siquiera eso, nos hacen creer que nos impiden pensar. Por
tanto nos abandonamos a su juego, a su suerte, siguiendo una línea de vida
monótona, continua, constante…
Y decaemos a la putrefacta tierra oscura como repugnantes y
feos gusanos; que se estremecen, que se retuercen, que tiemblan, que gritan sin
voz para poder ver la luz que no pueden (o no piensan que pueden) alcanzar…
Y así llegan a la tan temida Muerte quien con su afilada
guadaña corta en pedazos a estos gusanos, que terminan su vida en vida…
Esto es mi título, una explicación de la vida de cualquiera
que se libera a la suerte de otro.
No sé querido lector, si habrás llegado a estas alturas de
mi escrito o habrás decidido dejarlo “para mañana” o por negarte a ti mismo la
realidad en la que puedes vivir.
Desearía más que fuera por la segunda razón, pues así me
afirmas sin quererlo aquello que escribo.
Dejando esto a un lado, no quiero que me malinterpretes. Es
cierto que ha habido variadas y abundantes personalidades pensadoras que han
hecho de esto que expongo las excepciones, pero lo bueno es fácil reconocerlo y
aclamarlo, es más sencillo acostumbrarse, por ello no me detendré más de lo
necesario ni comenzaré con una larga lista de nombres, porque no viene a
cuento.
Llámame pesimista u oscura, pero prefiero centrarme en el
mundo de ahora, en este trágico mundo de ahora.
Creo que ha llegado el momento de acabar con esta
introducción y comenzar ya con la verdadera metamorfosis; la que debería ir de
gusano a mariposa.
Espero, mi querido lector, que estos “pensamientos y
reflexiones inútiles” no pierdan la pequeña probabilidad de ser leídos por
alguien, y que en tal caso sean disfrutados al máximo.
Empieza la cuenta atrás…
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